Martín Repetto: “La eutanasia es un tema que incomoda, pero que tenemos que empezar a hablar”

Entrevista exclusiva al anestesiólogo, director y dramaturgo, que estrenó su nueva obra Irreparable.

12/08/2025 Lic. María Eugenia Piaggio
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Un escenario, apenas cincuenta butacas y una historia que sacude. El anestesiólogo Martín Repetto vuelve a escena con Irreparable, una obra escrita y dirigida por él, donde explora los límites del amor, la moral y la verdad en el marco de un debate ético profundamente humano: la eutanasia.
Repetto, anestesiólogo con 28 años de trayectoria y actual coordinador del Servicio de Anestesia del Hospital Municipal Dr. Bernardo Houssay de Vicente López, también desarrolla una sólida carrera como dramaturgo, director y actor. Sobre distintos escenarios —tanto independientes como comerciales— despliega otra faceta que lo define: la de narrador de conflictos universales, donde las emociones, los dilemas éticos y los vínculos humanos toman el centro de la escena.
A días del estreno en Patio de Actores, conversamos con él sobre esta nueva creación que no deja a nadie indiferente.

Irreparable plantea un conflicto ético de enorme peso. ¿Cómo nació la idea de la obra?
Surgió a partir de mi interés en retratar vínculos humanos puestos a prueba. Yo quería escribir sobre relaciones personales, pero situarlas dentro de un contexto que, sin hablar directamente de salud pública, educación o política partidaria, provocara fisuras y cuestionamientos. Así fue que apareció el debate sobre la eutanasia. Me atraía su complejidad y cómo puede dividir incluso a las personas más cercanas, cuando las posturas se vuelven radicales. Quería mostrar qué pasa cuando esas diferencias empiezan a resquebrajar la confianza.

–¿El hecho de ser médico influyó en tu elección del tema?
Absolutamente. Aunque la obra no es sobre medicina per se, hay una pulsión médica detrás. La eutanasia es un tema que muchos evitamos, pero que está presente. Todos conocemos a alguien que ha atravesado una enfermedad terminal. Como anestesiólogos, estamos cerca del umbral entre la vida y la muerte, y eso te hace pensar. También me interesaba abordar esa contradicción tan humana: con nuestras mascotas aceptamos “dormirlas” para evitar su sufrimiento, pero con las personas solemos aferrarnos, incluso a costa del dolor ajeno. ¿Por qué? ¿Por culpa? ¿Por fe? ¿Por egoísmo?

–En la obra hay una fuerte crítica al poder, a los intereses ocultos. ¿Cómo trabajaste esa parte?
Ubico la historia en un momento ficticio donde se discute públicamente la aprobación de una ley de eutanasia. Esto da lugar a la aparición de diversos intereses cruzados. Está el laboratorio más importante del país —lo llamé “Nerón”, como el emperador romano que decidía con el pulgar quién vivía o moría—, que promueve un nuevo medicamento llamado Esperanzol, supuestamente capaz de prolongar la vida y aliviar síntomas. Entonces entran en juego los intereses económicos, las presiones políticas y las creencias religiosas. La trama avanza con personajes que pertenecen a distintos ámbitos y están interrelacionados: políticos, empresarios, investigadores. A eso se suman traiciones, secretos y triángulos amorosos. Todo se enreda hasta que lo que era un conflicto ideológico se vuelve personal. Es una obra que mezcla lo ético, lo íntimo y lo social.

–¿Cómo fue el proceso de escritura?
La primera versión la escribí en una semana, diez días como mucho. Esa etapa para mí es casi como una catarsis, una descarga intensa. Después empieza un proceso de corrección, de sumar capas, matices, diálogos más precisos. Eso puede llevar uno o dos meses. También suelo compartir el texto con amigos del ambiente teatral para recibir devoluciones sinceras. Ese ida y vuelta es clave para que la obra crezca.

–¿Qué reacciones esperás en los colegas médicos que vean la obra?
Creo que, como con otros temas sensibles —el aborto, el matrimonio igualitario—, va a haber posturas diversas. Pero los médicos sabemos que muchas veces no hay vuelta atrás. Si no pensamos desde el lugar del paciente, entonces ¿desde dónde? Entiendo que hay aspectos personales, religiosos, ideológicos, pero creo que la ley debe ofrecer la posibilidad de elegir, con contención médica y emocional. Hoy ya existe la sedación paliativa, pero no está normada dentro de un marco legal claro. Legalizar no es imponer. Es dar la opción de una muerte digna, sin sufrimiento.

–¿Estás a favor de la legalización de la eutanasia en Argentina?
Sí, con todas las regulaciones necesarias. No creo que eso implique una “licencia para matar”, como algunos temen. Lo vimos con otras leyes: no aumentaron los abortos, no se destruyó la familia. La ley ordena, ampara y evita que esas decisiones se tomen en la clandestinidad o en la desesperación. También permite que quien está en condiciones de elegir, lo haga acompañado, con dignidad. Pienso que necesitamos un sistema de salud que acompañe humanamente esa posibilidad en situaciones terminales.

–¿Cómo está funcionando la obra con el público?
Muy bien. Hicimos ya dos funciones y en ambas hubo mucha emoción, debate, incluso después de la obra. Es un teatro chico, independiente, con capacidad para 50 personas, y la primera noche estuvo llena. La segunda, casi. En total serán ocho funciones. Me encanta el teatro independiente. Creo que tenemos que defenderlo porque es parte del alma de nuestra cultura. Un país sin cultura es un país sin alma. 

–¿Qué te deja esta experiencia como médico y como artista?
Irreparable es una obra que incomoda, sí, pero que abre puertas. Y me parece que en este momento, más que nunca, necesitamos abrir esas puertas.

Irreparable

Dramaturgia y dirección: Martín Repetto
Estreno: viernes 11 de julio 
Funciones: todos los viernes a las 22:30 hasta el 29 de agosto
Lugar: Patio de Actores (Lerma 568, CABA)
Entradas: Alternativa Teatral y boletería

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