Videojuegos para los niños hospitalizados

A partir de un proyecto solidario, el gamer Miguel Blanco entrega consolas de videojuegos en hospitales pediátricos de la Ciudad de Buenos Aires y La Plata. En esta entrevista, relata cómo logró crear un impacto tangible en la vida de los pacientes más pequeños y en su propia trayectoria personal.

Notas23/09/2024 Lic. María Eugenia Piaggio
Guarida Soli
Miguel Blanco

Todo comenzó en el aislamiento por COVID-19 del 2020, cuando Miguel Blanco, un locutor y productor audiovisual de 37 años, contó con más tiempo para dedicarle a su pasión por el gaming y comenzó a transmitir en vivo sus sesiones de juego. Sin darse cuenta, el streaming se fue transformando en algo más serio y al cabo de un mes llegó a ganar 100 dólares en la plataforma Twitch. Una vez que cobró el dinero, se preguntó qué podía hacer con esos ingresos ya que sentía que, de algún modo, esa plata “venía de arriba” y quería devolverla en forma de ayuda.  

-La mayoría de las personas hubiera utilizado los 100 dólares que ganaste al principio de la pandemia en algún gusto personal, pero vos decidiste invertirlos en algo solidario ¿De dónde crees que proviene ese espíritu altruista?

- En casa siempre se vivió la solidaridad como un valor central. Mis padres me inculcaron la importancia de ser socialmente activo y colaborar con el entorno. Además, desde joven participé en grupos de catequesis y en la iglesia, todo impulsado por el ejemplo de mis papás. Mi madre es trabajadora social y mi padre es militar, profesiones muy marcadas por el servicio a los demás. Crecer en ese ambiente hacía casi inevitable que quisiera seguir un camino similar.

- ¿Cómo surgió la idea de hacer algo por los pacientes pediátricos de los hospitales?

- Al principio trabajamos en la entrega de viandas de comida y luego nos vinculamos con comedores. Sin embargo, al ver que esos proyectos no tenían el impacto que esperábamos, buscamos nuevas formas de colaborar. Con mi amigo Dylan, creamos una productora audiovisual y comenzamos a hacer videos para ONGs. Así fue como conocimos una organización que donaba consolas a hospitales, pero nos dimos cuenta que los niños no podían usarlas por problemas técnicos, como la falta de televisores o la dificultad para instalar los equipos. Ahí vimos una oportunidad: con mis conocimientos en electrónica sabíamos que podíamos resolver esas complicaciones.

La evolución del proyecto

Miguel Blanco es un gamer de toda la vida. Siempre supo que quería hacer algo relacionado con los videojuegos, pero también tenía la necesidad de ayudar. El proyecto solidario “La Guarida” nace de esa combinación. La idea es simple: llevar alegría a chicos que la están pasando mal en hospitales, a través de consolas portátiles que diseñan especialmente para ellos.

-¿Seguís haciendo streamings para recaudar fondos?

-Durante un tiempo lo hice, pero ahora el proyecto ha crecido tanto que no tengo el tiempo para los streamings. Mi compromiso está con la construcción de las consolas. Si no me dedico a ello, es un día más que un paciente no puede jugar en el hospital y eso es lo que hoy me mueve.

-¿Qué dificultades encontraste para introducir estos dispositivos en los hospitales?

-Hubo muchas trabas al principio. Cuando llegás a un hospital con una idea tan poco convencional, lo primero que escuchas es "no". Tuvimos que ajustar nuestro diseño para cumplir con todos los protocolos: desde poner acrílicos protectores hasta cambiar la electrónica para que no generara calor. Cada "no" se transformó en una mejora para las consolas. Hoy, con el respaldo de los directores de hospitales como el Elizalde y el Gutiérrez, podemos ofrecer nuestros equipos de juego en áreas como oncología y hemodiálisis, donde los niños pasan largas horas recibiendo tratamiento.

-¿Cómo reciben los profesionales de la salud este proyecto?

-Los enfermeros y médicos se emocionan casi tanto como los chicos. Estos dispositivos no solo son una herramienta para entretener a los más pequeños, sino que también crean un vínculo intergeneracional. Muchos profesionales que tuvieron infancia gamer pueden compartir esa experiencia con los niños. Eso humaniza la relación, alejando por un momento la dureza del entorno hospitalario.

El secreto de las “consolas gamer solidarias”, como las llama su creador, es su funcionalidad que se adapta al entorno. Se trata de un maletín o un carrito que contiene elementos electrónicos: un monitor y una mini computadora con miles de juegos instalados, lista para conectarse a la pared y ser utilizada sin mayores complicaciones.

Científicamente comprobado

Para demostrar el impacto positivo de su propuesta, los miembros de La Guarida buscaron la mejor evidencia científica. “Lo que hicimos fue presentar a los directores de hospitales, papers de universidades reconocidas a nivel mundial que demostraban el beneficio del uso de los videojuegos en contextos terapéuticos”, explica Miguel Blanco. Estos estudios no sólo proporcionaban una base sólida para la efectividad de los juegos electrónicos en la recuperación y el bienestar emocional, sino que también ofrecían una validación académica necesaria para ganar la confianza de las autoridades hospitalarias.

En agosto de este año tuvieron la oportunidad de conocer al Dr. Mario Alonso Puig, un médico y científico español, coautor de uno de los estudios que utilizaban para respaldar su proyecto.

El Dr. Puig, conocido por su trabajo en el impacto positivo de los videojuegos en la salud y el bienestar, ofreció un testimonio valioso sobre la importancia de la labor que lleva a cabo La Guarida. “Hoy sabemos que la utilización de juegos tiene la capacidad de reducir el dolor de los niños y su ansiedad. Hemos visto que, algunos que experimentaban pavor ante la quimioterapia, cuando estaban jugando, no se daban cuenta de que se había producido el tratamiento. Hemos trabajado un tipo de consecuencia indeseable de la quimioterapia que es la mucositis -que genera dolor al tragar- y hemos podido también comprobar que cuando los niños utilizan estos juegos -amables y dosificados en el tiempo- baja ese dolor y el consumo de sustancias analgésicas, además se aumentar su tranquilidad. Asimismo, hemos empleado métodos muy sofisticados para evaluar el funcionamiento del sistema parasimpático, lo que reveló una clara activación”.

Este respaldo no solo reforzó la credibilidad del proyecto, sino que también permitió que más hospitales se abrieran a la idea de incorporar las consolas en sus unidades de tratamiento. Hoy ya son 14 los maletines o carritos de videojuegos donados en los siguientes hospitales: Prof. Dr. Juan P. Garrahan, Dr. Ricardo Gutiérrez, Dr. Pedro de Elizalde y Sor María Ludovica.

Un arte para sanar

El proyecto de La Guarida tiene tres ejes: el social, el ecológico y el artístico. La tercera parte surge a partir de la invitación a artistas a intervenir los maletines antes de donarlos, convirtiéndolos en verdaderas obras de arte jugables. 

-¿Qué rol juegan las intervenciones artísticas en los maletines de las consolas?

-La diferencia es enorme. Al principio, las valijas eran grises y técnicas, y se mimetizaban con el ambiente hospitalario. Luego, se nos ocurrió involucrar artistas para que intervinieran las consolas, y así pasaron de ser simples dispositivos, a ser obras de arte lúdicas. A través de nuestros dispositivos, les acercamos el arte de una manera única.

guarida solidaria

Una misión personal

-Este proyecto te ha llevado por un camino increíble ¿Qué cambió en tu vida?

- Me dio un propósito. Aprendí mucho, no solo sobre salud pública, sino también sobre ecología, política y la vida misma. Antes, cuando recibía un "no", me frustraba. Hoy entiendo mejor las responsabilidades de quienes me lo dicen y evalúo cómo seguir adelante. También he aprendido sobre discapacidad y la importancia de hacer accesibles nuestros dispositivos para todos los chicos.

¿Cuál es el siguiente paso para La Guarida?

- Estamos impulsando una investigación con el CONICET y el Hospital Elizalde para medir el impacto real de nuestros maletines con videojuegos en los niños. Queremos demostrar, con datos científicos locales, el beneficio que aportan a los pacientes pediátricos.

Cómo ayudar

La historia de Miguel Blanco nos recuerda que, con creatividad y perseverancia, es posible hacer una diferencia. 

Se puede colaborar con La Guarida a través de donaciones, tanto económicas como de equipos de IT, por ejemplo: computadoras, teclados, joysticks, consolas de videojuegos, pantallas, tabletas y teléfonos.

Actualmente, La Guarida tiene la personería jurídica de asociación civil aprobada por la IGJ y la AFIP para poder recibir fondos. También se puede ayudar ofreciendo tiempo como voluntarios para desarmar o limpiar equipos. No hace falta tener conocimientos técnicos. 

La Guarida tiene su taller en el Centro Metropolitano de Diseño, ubicado en la calle Algarrobo 1041 (oficina 114), Barracas, Capital Federal. Cualquier duda o consulta pueden contactarse directamente al teléfono 1165824679 o por Instagram @LaGuaridaONG

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