
Anécdota compartida por el Dr. Francisco Carlos Bonofiglio



En el quirófano, a menudo nos centramos en perfeccionar nuestras habilidades técnicas: la precisión en el manejo de la vía aérea, el cálculo exacto de las dosis de los diferentes fármacos o la destreza para realizar un bloqueo regional. Sin embargo, la seguridad del paciente no solo depende de la habilidad de nuestras manos, sino también de la agudeza de nuestra mente. La conciencia situacional (CS) es la habilidad clave, la brújula interna que nos orienta en el complejo y dinámico entorno de la práctica anestésica, tanto en la rutina diaria como, de forma crucial, en la gestión de crisis.
La conciencia situacional es la capacidad de percibir, comprender y proyectar el entorno en el que nos encontramos. No se trata solo de «estar alerta», sino de un proceso cognitivo de tres etapas:
Dentro de las habilidades no técnicas (HNT), la CS es la primera y fundamental. Sin ella, las otras HNT, como la toma de decisiones o el liderazgo, pierden su eficacia. ¿Cómo se puede liderar una crisis si no se percibe que está ocurriendo? ¿Cómo se puede tomar una buena decisión si no se comprende la situación?
La conciencia situacional no es una habilidad que se adquiere por ósmosis: requiere práctica deliberada. Es como un músculo que si no se usa, se atrofia. El entrenamiento debe enfocarse en tres pilares:

La CS fuera de una crisis se traduce en una planificación rigurosa. Un anestesiólogo experto no sólo reacciona ante eventos adversos, sino que planea cada paso del procedimiento anestésico.
Para fortalecer nuestra conciencia situacional y, por ende, la seguridad del paciente, propongo las siguientes herramientas y prácticas:

La conciencia situacional es la primera línea de defensa contra los errores. Es una habilidad que se cultiva, no una cualidad innata. Al priorizar su desarrollo y volcarla en nuestra rutina diaria, no solo mejoramos nuestra capacidad para manejar crisis, sino que también nos convertimos en anestesiólogos más seguros y proactivos, honrando nuestra promesa de velar por la seguridad de cada paciente.


Anécdota compartida por el Dr. Francisco Carlos Bonofiglio


“La seguridad no es un acto individual, es una práctica colectiva entrenada”.

La anestesiología, como tantas otras disciplinas médicas, no puede permanecer ajena al debate sobre nuevos abordajes terapéuticos. Entre ellos, la psilocibina, presente en ciertos hongos alucinógenos. La literatura científica reciente y la difusión en medios de comunicación han instalado la discusión sobre sus potenciales beneficios, sus riesgos y la necesidad de un marco regulatorio claro.

El miércoles 18 de junio, en el Hospital Italiano de Buenos Aires, se concretó un hito histórico para la medicina argentina: el primer trasplante cardíaco pediátrico con donación en asistolia controlada. El procedimiento no solo implicó un desafío quirúrgico sin precedentes, sino también una complejidad anestésica pocas veces vista. En esta crónica, el Dr. Tomás Skanata —anestesiólogo del Hospital Italiano— comparte en primera persona cómo se vivió este acontecimiento desde adentro del quirófano.

El libro Hijos de la otredad, del Dr. Claudio Capuano, expone las bases científicas que permitieron la apropiación sistemática de niños durante las dictaduras franquista en España y cívico-militar en Argentina. A través de un análisis comparado, el autor reflexiona sobre la responsabilidad de la medicina y las instituciones en la construcción de la “otredad” ideológica y el robo de descendencia.


Anécdota compartida por el Dr. Francisco Carlos Bonofiglio

En un almuerzo que combinó tradición, emoción y reconocimiento, la AAARBA reunió a 176 socios vitalicios en La Escondida de Olivos para homenajearlos con la entrega de medallas y celebrar, junto a la Comisión Directiva, el rol protagónico de quienes construyeron la historia de la institución.


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