El primer trasplante cardíaco pediátrico en asistolia en la Argentina

El miércoles 18 de junio, en el Hospital Italiano de Buenos Aires, se concretó un hito histórico para la medicina argentina: el primer trasplante cardíaco pediátrico con donación en asistolia controlada. El procedimiento no solo implicó un desafío quirúrgico sin precedentes, sino también una complejidad anestésica pocas veces vista. En esta crónica, el Dr. Tomás Skanata —anestesiólogo del Hospital Italiano— comparte en primera persona cómo se vivió este acontecimiento desde adentro del quirófano.

Notas27/08/2025 Lic. María Eugenia Piaggio
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Fuente: Hospital Italiano

Un camino de seis meses

El receptor fue Felipe, un bebé que -con apenas seis meses-, fue diagnosticado con miocardiopatía dilatada. “Felipe llegó derivado desde Neuquén y quedó internado en nuestra terapia intensiva pediátrica. Se lo sostuvo con ventilación, drogas vasoactivas y, al poco tiempo, requirió un ECMO. Ese soporte duró dos semanas, y luego se le colocó un Berlin Heart”, relata Tomás Skanata, quien integra el equipo del Hospital desde su época de residente. 

El Berlin Heart, dispositivo de asistencia ventricular, le permitió a Felipe estar despierto e interactuar con su entorno mientras esperaba un órgano compatible. “Estuvo seis meses en terapia intensiva, con traqueostomía, anticoagulación y monitoreo permanente. En el medio, se optimizó su nutrición y fue creciendo. Todos lo conocíamos: era un paciente de la casa”, resume.

La oportunidad del donante

La historia se entrelaza con la de Luca, un niño de dos años internado, casualmente, en el mismo hospital, con múltiples complicaciones hepáticas y respiratorias. Ante la limitación terapéutica, sus padres consideraron la donación de órganos. “Ahí aparece la ambivalencia propia de los trasplantes: la esperanza de un lado y el dolor del otro. Conocíamos también a la familia de Luca, porque había pasado por varias cirugías. Ese vínculo hacía todo más intenso”, admite el anestesiólogo.

La compatibilidad antropométrica fue perfecta. El INCUCAI confirmó que Felipe estaba primero en la lista de espera. El operativo se activó durante la madrugada. “El Dr. Tomás Vainstein, mi colega, se encargó de la anestesia en la ablación. Yo quedé en el implante. Desde el inicio coordinamos los roles: fue un trabajo de diálogo constante entre anestesiólogos, cirujanos, perfusionistas y técnicos”, explica.

La ablación en asistolia: un procedimiento excepcional

La particularidad de este trasplante fue la donación en asistolia, nunca antes aplicada en un trasplante cardíaco pediátrico en Argentina. “En este tipo de donación, se retira el soporte vital, se confirma la muerte tras cinco minutos de paro y recién entonces se habilita la ablación del órgano. Es un protocolo muy estricto, en el que los equipos de cirugía y anestesia deben permanecer fuera del quirófano mientras terapia intensiva y procuración certifican el proceso”, detalla Skanata.

En este caso, se bajó a Luca al quirófano para optimizar tiempos. Una vez certificado el fallecimiento, el equipo utilizó solución de cardioplejía —en lugar de las habituales de preservación abdominal— para proteger el órgano. La sincronización permitió trasladar el corazón en condiciones óptimas al quirófano contiguo, donde esperaba Felipe.

Del Berlin Heart al corazón nuevo

El implante comenzó a las 9 de la mañana y se extendió por seis horas. “La complejidad residía en que Felipe tenía un Berlin Heart colocado hacía más de seis meses. Eso modificó su anatomía y aumentaba el riesgo de sangrado, además de la anticoagulación crónica que debía recibir. Era pasar del Berlin a la bomba, y de la bomba al corazón nuevo”, describe Skanata.

El monitoreo incluyó electrocardiograma, presión arterial invasiva, presión venosa central, ecografía transesofágica y mediciones de perfusión cerebral y somática. Se utilizaron mesas de anestesia Dräger Primus, y el soporte de hemoderivados estuvo preparado para cualquier eventualidad.

“El gran riesgo era que el injerto no funcionara por la isquemia caliente. Estábamos listos para ponerlo en ECMO postimplante, pero finalmente no fue necesario. El corazón respondió muy bien, con apenas un breve soporte de marcapasos”, señala.

El equipo y la preparación

La magnitud del procedimiento requirió una coordinación exhaustiva. Participaron más de veinte profesionales entre anestesiólogos, cirujanos, perfusionistas, instrumentadoras, cardiólogos, terapistas y técnicos. La noche anterior se realizó un ateneo multidisciplinario para repasar protocolos, con apoyo de experiencias internacionales, especialmente de España, país con amplia trayectoria en donaciones en asistolia.

“Repartimos roles, evaluamos riesgos, preparamos escenarios de contingencia. A las cinco de la mañana ya estábamos todos en quirófano. Esa preparación fue clave para que nada se nos escapara”, enfatiza.

El después: cautela y emoción

La cirugía culminó cerca de las 17 horas. El pequeño fue trasladado a terapia intensiva, extubado progresivamente y destetado de drogas vasoactivas. Cuatro días después, abrió los ojos.

“Al principio no queríamos emocionarnos demasiado. Sabíamos que había que esperar. Pero con el correr de los días, veíamos que Felipe evolucionaba bien. Todos los días pasábamos a verlo. La familia nunca perdió la esperanza y eso también nos sostenía”, recuerda Skanata.

El posoperatorio incluyó una cirugía de Nissen para corregir reflujo gástrico y la continuidad de cuidados en terapia intermedia. Al cierre de esta edición, Felipe permanecía internado, sin infecciones ni complicaciones mayores.

Reflexiones de un anestesiólogo

Con 33 años, formado en el Hospital Italiano y dedicado a la anestesia cardiovascular pediátrica, Skanata reconoce que haber participado en este trasplante lo marcó profundamente:

“Primero lo viví como un honor, y después como un orgullo de pertenencia. Pertenecer a un servicio que me formó, que me sigue capacitando, que nos permite dedicarnos a esta subespecialidad y trabajar con un equipo quirúrgico y cardiológico de altísimo nivel. Fue estar a la altura de un procedimiento de jerarquía y un aprendizaje enorme.”

El anestesiólogo también destaca el valor del trabajo en equipo intergeneracional: “Somos seis anestesiólogos en cardiopediatría, con edades que van de los 30 a los 50 años. Esa diversidad nos enriquece. Compartimos experiencias, nos apoyamos, debatimos casos. Ese sostén es fundamental porque trabajamos con pacientes muy frágiles, y aunque a veces los resultados no son los esperados, saber que estamos juntos hace la diferencia”.

Un cambio de paradigma

El trasplante de Felipe fue el primero de su tipo en el país y abrió una puerta para la medicina pediátrica argentina. “Creo que la donación en asistolia viene a cambiar el paradigma. Ya se había hecho en órganos abdominales, pero nunca en corazón. Fue posible gracias a la decisión de los padres de Luca, a la coordinación del INCUCAI y al esfuerzo de todo un equipo. Ojalá podamos seguir avanzando en esta línea”, concluye Skanata, quien además de ser médico asociado del Hospital Italiano realiza guardias del compromiso institucional en el Hospital Dr. Ramón Carrillo. 

La historia continúa

Lo que se vivió en el Hospital Italiano aquel 18 de junio no fue solo una hazaña médica. Fue la conjunción de ciencia, técnica y humanidad. Para los anestesiólogos, dejó una enseñanza profunda: que detrás de cada monitor, cada cánula y cada protocolo, late una historia de vida que merece ser contada.

Este avance marca un hito en la medicina argentina, al sumar una nueva vía de donación que ya no se limita exclusivamente a los casos de muerte encefálica. Así, se amplía la posibilidad de acceder a un trasplante y se ofrecen nuevas oportunidades a quienes integran la lista de espera.

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Pasos de la donación en asistolia

1. Preparación del equipo profesional
Tras el aviso de INCUCAI, distintos equipos de salud como médicos, perfusionistas, enfermeros y especialistas se preparan al mismo tiempo: unos para extraer el corazón del donante, otros para trasladarlo, y otros para operar al paciente que recibirá el trasplante.
En un trasplante, el perfusionista opera la máquina de circulación extracorpórea durante la cirugía. Esta tecnología reemplaza temporalmente las funciones del corazón y los pulmones, oxigenando la sangre y manteniendo la circulación durante la cirugía, de esta manera, los cirujanos realizan el procedimiento con la seguridad necesaria, especialmente en trasplantes cardíacos y pulmonares.

2. Confirmación del fallecimiento
La Ley establece un protocolo estricto para confirmar el fallecimiento. Esto debe ocurrir dentro de una institución hospitalaria que pueda brindar los cuidados necesarios para que sus órganos puedan ser trasplantados. 

3. Evaluación de la posibilidad de donación:
El procurador hospitalario de órganos evaluará la viabilidad de la donación, considerando la expresión de voluntad del paciente en el Sistema Informático Nacional de Trasplantes (SINTRA) y la idoneidad de los órganos propuestos para donación.

4. Comunicación familiar:
El médico a cargo del paciente y el equipo de Procuración convocarán a la familia para informarles sobre la posibilidad de donar órganos tras el paro cardíaco. La extubación terminal se realiza en quirófano y, una vez constatado el paro cardiocirculatorio, se procede a la donación de órganos. En caso de que no se produzca la parada cardíaca, el paciente regresa a Terapia Intensiva con el acompañamiento familiar.

5. Extracción del corazón del donante
Se realiza la recuperación del corazón con circulación extracorpórea y luego una cirugía de extracción con cuidados extremos para reducir al mínimo posibles daños del corazón.

6. Cuidado del corazón durante el traslado
Una vez extraído el corazón, se sumerge en soluciones de preservación fría y se mantiene en un recipiente especial para su traslado hacia donde se encuentra el receptor. Este procedimiento es igual al que realizan los médicos cuando la donación es por muerte encefálica.

7. Preparación del paciente que va a recibir el corazón
El paciente receptor es estabilizado y preparado en un quirófano para recibir el trasplante.

8. Realización del trasplante
Los cirujanos reemplazan el corazón enfermo del paciente por el nuevo corazón donado, conectando cuidadosamente los vasos sanguíneos para que pueda latir bien.

9. Cuidados especiales y seguimiento
El paciente ingresa a terapia intensiva hipercrítica para un monitoreo constante y control de la función cardíaca.

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Fuente: Hospital Italiano

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